(Conceptos elementales)
Lejos de pensar que se trata de una simple creencia, la idea de la Reencarnación es un patrimonio ancestral, un recuerdo de la humanidad, una evidencia instintiva. En todos los pueblos de la antigüedad, desde la más remota hasta la histórica, era algo que los padres enseñaban a los hijos, y luego en detalle, los Sabios a todo el pueblo. Estos pueblos lo sentían así, interiormente y en muchos individuos florecían recuerdos de pasadas encarnaciones.
Pero a medida que la ley de los ciclos, que impera en toda la Naturaleza y de la cual la Reencarnación es una de sus múltiples resultantes, fue precipitando esta edad negra espiritual, los hombres se sumieron en el materialismo, y las necesidades de la vida ahogaron la capacidad filosófica del hombre común. En Oriente, esta enseñanza se fue transformando para las masas, en un cúmulo de creencias supersticiosas, en la que se pretendía hacer reencarnar a los hombres en animales y vegetales. En Occidente fue olvidada casi por completo, siendo en algunos casos, un conocimiento proscrito para todas las creencias Hebreo-Cristianas y Musulmanas. Este innatural estado de cosas forzó a sus sacerdotes a prometer inmerecidos premios y absurdos castigos a sus respectivos fieles e infieles, lo que las ha llevado tras algunos siglos de vida, al actual proceso de pérdida progresiva de credibilidad.
A pesar de todo, el Primitivo Conocimiento se conservó en los Centros Iniciáticos Orientales, y de allí se vertió otra vez sobre el mundo a través de sus Discípulos Occidentales y de la Sociedad Teosófica Mundial, cuyos miembros estudian cuidadosamente tan importante vía cognoscitiva.
La enseñanza teosófica nos dice que el hombre necesita de un cúmulo de experiencias a fin de perfeccionarse y que a tal fin se halla sumido en la corriente de la vida, corriente que siendo dual, tiene la existencia física como un polo y la metafísica como el otro. De tal manera que la muerte no existe sino como ilusión, al igual que para un observador aéreo parecerá que el cable que se introduce en el agua, desaparece en su superficie y para otro observador submarino, ese mismo cable surge de la nada , pues no puede ver la parte no-sumergida. Mas el cable existe fuera y dentro del agua, siendo todo lo anterior fruto de una ilusión óptica, o un punto determinado de observación.
Por lo tanto, lo que llamamos “vida” o “muerte” son ilusiones psicológicas provenientes de un imperfecto estado de conciencia que observa todo según las condiciones de su cultura (sus creencias, afectos y desafectos) y sus mismas posibilidades de análisis y observación.
NACIMIENTO: Es la separación de un nuevo organismo de aquél que le sirvió de madre. La conciencia, con todas sus gradaciones, se infunde en ese pequeño cuerpo, poco a poco hasta su pleno desarrollo. En él alternarán todas las energías activadas durante milenios como herencia biológica, como legado cultural, y también como experiencias individuales, sembradas y cosechadas a través de innumerables experiencias de vida encarnada y desencarnada. Esta es la causa de que hermanos con casi idéntica herencia biológica, igual educación y condiciones externas, puedan ser tan distintos, cuando no de carácter francamente opuesto.
El influjo de la “vida Celeste” repercute por varios años en las criaturas y ello las inviste de esa inocencia original que se va mezclando a instintos salvajes primero, y luego a una trabajosa y compleja endo-culturización, que termina por desaparecer, en la mayoría de casos, ese candor de la vida metafísica.
MADUREZ: Es la plenitud de las energías psicofísicas, el hombre se lanza al trabajo que le ha tocado en la sociedad en la q actúa, mientras las condiciones kármicas individuales y colectivas van moldeando su marcha en la presente encarnación. Desgraciadamente, suele adaptarse al medio ambiente matando sus potencialidades individuales. Se convierte en una especie de máquina programada por el entorno social y cultural, muchas veces estimulando su egoísmo y violencia. Mientras se mantienes sano, fuerte y apto para generar dinero, suele burlarse de todo lo demás (principalmente lo metafísico) porque le parecen insignificancias que no pueden tocar sus manos o instrumentos. Esta situación que afecta a la mayoría de hombres adultos, lo conduce a cierta conducta materialista tan absorbente que, pocos pueden realmente mantenerse al margen de ella o evitarla.
VEJEZ: Así como paulatinamente fue encarnando la conciencia, paulatinamente desencarna. Si bien al decir de Gautama Buda, “el hombre empieza a morir cuando nace…”, es en la vejez que el proceso se hace muy evidente. Ello esta perfectamente calculado por la Madre Naturaleza, pues la única forma en la que la conciencia puede elevarse, es abandonando las sensaciones inferiores o fisiológicas. La bondadosa Vida le toma dulce pero firmemente de la mano, y lo conduce por el camino evolutivo que marca la necesidad.
MUERTE: Con este y otros términos señalan los hombres el proceso de aletargamiento y cesación de la conciencia en el plano físico, y que todos habremos de sufrir periódicamente y con frecuencia mas o menos regular.
El cuerpo físico, en el cual el hombre común ha fijado sus sensaciones vitales, sufre un periodo de sueño o inconsciencia, hasta habituarse a captar las imágenes emotivas y mentales. Si es individuo medianamente evolucionado, sentirá poca atracción por el mundo objetivo que ha abandonado, y por las cosas materiales de parientes y amigos.
Paulatinamente, su conciencia se elevará de las pasiones y sentimentalismos, hacia la región de los más puros Ideales que pueda concebir. Allí, con sus nuevos y viejos “parientes” y amigos con los que alguna vez tuvo especiales afinidades, continuará la construcción de su “existencia Celeste”. (lo que en Doctrina Secreta se llama “Devachán”) especie de pequeño “Nirvana” dentro de la ilusión de la mente finita (Kama-Manas). Su vida continuará allí normalmente, y se llega a pensar que también allí hay solo esa vida, se llega a dudar que antes haya vivido otra forma existencial en vehículos mas densos, como un cuerpo físico, por ejemplo.
Pasado un tiempo, la “Energía Devachánica” se agota, y abandona el mundo Celeste, despedido por los espíritus con quien compartió aquella experiencia sutil, y luego renace en la materia, cerrando el ciclo básico al retornar, ésa Alma, a un nuevo cuerpo denso.
(Adaptado del Manual de Sabiduría de Oriente, de Jorge Ángel Livraga.)
Bibliografía sugerida:
- ESQUEMA DE LA DOCTRINA SECRETA. Carlos Leturia Podestá.
- LA REENCARNACIÓN. Anthony Ribb.
- EL DOBLE ETÉRICO. Arthur Powell.
- MUCHAS VIDAS, MUCHOS SABIOS. Brian L. Weiss.
- EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. C.G. Jung.
- KARMA YOGA. Vivekananda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario